Mi primer viaje a Europa fue en 2017. Un año después, gracias a la clasificación de Perú a Rusia 2018, llegó el segundo viaje por el Viejo Continente. A fines de 2021 empezó mi tercer recorrido europeo. Todos ellos fueron diferentes y, por suerte, pude comparar los distintos estilos (aviones, trenes, buses y hasta auto particular) para transportarme siendo mi favorito, sin duda, el viajar en tren por Europa.
Pero, ¿por qué mi elección? Pues por varios motivos que les iré contando en las siguientes líneas. Ojo, como todo en la vida, lo que les cuento es según mis necesidades y ritmo en cada viaje, y no necesariamente encajará con todos. Eso sí, al menos una idea les puedo dar.
Sin lugar a duda lo primero que tienen que armar es un esqueleto de los países que quieren conocer. Claro está que esto se basará, en un porcentaje muy alto, en el tiempo y presupuesto que tengan para cumplir con su ruta. No es lo mismo querer conocer España, Alemania y Grecia en 10 días que hacer una ruta Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia en 10 días. En la primera lo conveniente es movilizarte en aviones; en la segunda, sin duda, viajar en tren.
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Para ponerlos un poco en contexto les cuento que, en mi primer viaje, el de 2017, el Capo y yo definimos viajar por Europa poco más de 60 días. Por este motivo nos aseguramos comprando el Eurail (una maravilla si lo aprendes a usar bien) ilimitado por dos meses. Solo utilizamos aviones para una ruta Madrid – Palma de Mallorca – Madrid, y para el último tramo del viaje: Paris – Madrid.
DATO: otra gran alternativa a la hora de buscar rutas y precios de trenes es usar Trainline, la aplicación móvil líder en Europa para viajes en tren. Con su plataforma podrán decidir entre miles de destinos en 45 países de Europa, además de contar con artículos como el de 10 escapadas de fin de semana en tren, los cuales sirven como una guía a la hora de decidir. Aprobado por el Oso.
Sin embargo, para hacer que esto funcione tuvimos que armar una ruta ordenada, especialmente por cuestiones de tiempo y costos, pues el Eurail tiene ciertos cobros extras que se los explicaré en otro post. Como es lógico, por la distancia, ir de Madrid a Berlín en tren, por ejemplo, no es tan conveniente teniendo opciones de vuelos que cubren la ruta en menos de tres horas y por precios muy económicos gracias a la gran variedad de opciones low-cost que Europa ofrece.
LO QUE ME GUSTA DE VIAJAR EN AVIÓN POR EUROPA
No cabe duda de que lo que más me gusta de viajar en avión en Europa es la excelente oferta de vuelos que existe. Aerolíneas como RyanAir, Vueling o WizzAir suelen tener precios muy (pero muy) atractivos para quien busca recorrer largas distancias a bajo costo y en poco tiempo. Eso, claro está, sirve únicamente cuando se viaja ligero, aunque en algunos casos el costo de facturar una maleta puede no ser tan desmedido.
Más allá de poder recorrer mucha distancia en poco tiempo y bajo costo, sinceramente no encuentro otro punto tan favorable al hecho de viajar en aviones versus el viajar en tren por Europa. Ahora, si hay algo que sí podría resaltar es que, teniendo suerte, puedes tener unas vistas hermosas en algunas rutas (a mí me tocó en el vuelo Madrid – Milán), especialmente de las montañas europeas.
LO QUE NO ME GUSTA
Eso sí, ten en cuenta que los aeropuertos suelen estar alejados del centro de la ciudad y que los horarios de vuelos «low cost» no son necesariamente los mejores. Muchas veces estos vuelos con programados o muy temprano o muy tarde, por lo que puede ser un problema el transporte público (recuerda que están lejos del centro de la ciudad) y deberás recurrir a un taxi o, en su defecto, pasar la primera noche en un lugar cerca al aeropuerto (en caso llegues muy tarde, claro está).
Además, como te comenté líneas arriba, al no estar cerca al centro de la ciudad debes considerar un tiempo para movilizarte entre el aeropuerto y tu lugar de destino, el mismo que generalmente suele ser de entre 45 minutos y 1 hora. Ahora, si a este tiempo le sumas la espera por las maletas (al llegar), y/o el proceso de facturación y controles de seguridad, al irte, te darás cuenta que es mucho tiempo perdido. Y, obviamente, debes estar atento por el peso restringido para el equipaje o los gastos extras que se podrían sumar por este u otros adicionales.
¡Ah!, y otro de los principales problemas que yo encuentro con los vuelos es que la frecuencia no siempre es la mejor. ¿Qué quiere decir esto? Que si por algún motivo el vuelo se cancela o posterga, no vas a tener muchas opciones para elegir y puede que llegues a perder un día entero de tu plan original. Y yo detesto perder tanto tiempo cuando estoy de viaje.
LO QUE ME GUSTA DE VIAJAR EN TREN POR EUROPA
En cambio, al viajar en tren por Europa, casi siempre llegarás a una estación central, las mismas que están ubicadas prácticamente en cada centro de ciudad. Desde ahí es muy probable que puedas llegar a tu hotel caminando o, en caso las ciudades sean más grandes -como las mismas Madrid o Berlín-, todavía encuentres transporte público sin problema.
Por el equipaje tampoco hay problema alguno. Salvo uno que otro tren, usualmente de Europa del Este, en todos los que he podido estar encontré espacio para llevar equipaje, el mismo que no es pesado ni medido por nadie. Lo recomendable siempre será viajar ligero, pero si en tu lista de necesidades está el viajar con más cosas que lo básico necesario, con el tren no deberías tener problema alguno ni gastos extra.
Además, basta con llegar minutos antes de la hora de partida para estar a tiempo de abordar. Eso sí, este punto hay que tomarlo con pinzas porque puede variar según la estación y hasta el destino (nacional o internacional) pues puede haber un mayor control de seguridad. En mi caso, de los casi 100 trenes que he tomado en Europa solamente 2 veces los perdí: en Madrid para ir a Barcelona, y en Milán con destino Berna.
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Otro punto (puntazo, en realidad) a favor de viajar en tren por Europa es la vista que puedes llegar a tener. Si viajas durante el día, prácticamente en cualquier parte del continente, pasarás por lugares con unos paisajes hermosos. Ya sea montaña, mar, o pintorescos pueblos, todo el recorrido diurno en tren te hará convencer de que estás viviendo una travesía europea de ensueño.
Por otro lado, si bien le doy un puntazo a viajar en tren por Europa durante el día, hacerlo durante la noche también tiene sus beneficios, especialmente uno en particular: poder dormir durante el recorrido. Si, muchas veces también puede ser una buena decisión tomar un tren nocturno y avanzar en tu ruta mientras te movilizas de una ciudad a otra. De esta manera te fuiste a dormir, por ejemplo, en Viena, y te despertaste en Roma, ahorrando así una noche de hospedaje. Ojo, se puede reservar asiento, cama en coche compartido y hasta un espacio solo para ti, aunque esto dependerá de tu presupuesto.
Para cerrar el tema de lo que me gusta de viajar en tren por Europa les cuento un resumen del Eurail. Para mí, que lo he usado dos veces, ha sido excelente por la flexibilidad y la facilidad que te da. Prometo que escribiré un post completo únicamente sobre el Eurail (y lo colocaré en este enlace). Por lo pronto solo queda decirles que, si van a hacer un viaje por ciudades contiguas europeas tomen en consideración comprar un pase de Eurail. Les prometo que conociendo bien el sistema no tendrá motivo alguno para arrepentirse.
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LO QUE NO ME GUSTA
Así como, para mí, es preferible viajar en tren por Europa antes que cualquier otro medio de transporte, también soy consciente – y he pasado- por momentos que no me gustaron nada. Claro, porcentualmente hablando son casi nulos, pero los hay. Sin embargo, estos problemas me pasaron siempre en Europa del Este, así que ahí hay una tendencia.
Pero… ¿qué problemas tuve? En 2017, en República Checa, alguien se suicidó tirándose a las vías del tren, por lo que el tren en el que íbamos se quedó parado y no había nada que hacer más que esperar. Enviaron un bus a recogernos y nos llevaron otra estación para que podamos continuar nuestro viaje. Ese mismo año, en Hungría, un controlador nos quiso cobrar una multa de 200 euros por un error de Giacomo y mío al apuntar los destinos en el Eurail. Felizmente no pasó a mayores y nunca tuvimos que hacer el pago.
¿ALGO MÁS?
Si, pero ya en 2022. En la frontera Hungría – Rumania, primero, creo que los oficiales húngaros se sorprendieron al ver pasaportes peruanos y se tomaron un buen tiempo en determinar que no necesitábamos visa, que los pasaportes eran legales y que estábamos viajando con todo en regla. Y en la siguienta parada, ya en el lado rumano, a Ligia y a mi nos revisaron las maletas y buscaron la sinrazón para poder ingresar al país, al punto de que nos exigieron pagar una «coima» (o un “souvenir”, como lo llamó el funcionario de migraciones), para evitar mayores problemas.
Esos cuatro casos que les cuento han sido, digamos, muy peculiares, pero si hay algunos temas más recurrentes con Europa del Este que marca una diferencia con la parte occidental: los vagones y horarios. En países como España, Holanda, Austria o Alemania el servicio a bordo es de un nivel superior, y los trenes prácticamente nunca se atrasan. En Rumania, Hungría, Bulgaria o Eslovaquia, por ejemplo, no se corre la misma suerte. Y ahí está, también, la diferencia de precios.
Para cerrar este post, solo quiero recordarles que finalmente la decisión que tomen será la mejor, siempre y cuando definan bien lo que quieren hacer, se sinceren con su presupuesto e investiguen. En mi caso, pese a mi gusto por Charly García, no le hago caso cuando dice que él no va en tren, él va en avión. Yo, siempre, prefiero viajar en tren por Europa. Sin duda alguna.